Catarral: Abundante producción de moco y acumulación de leucocitos. Se presenta en las mucosas del intestino y de las vías respiratorias superiores.
Eritematosa: Predomina la hiperemia activa, o aumento de la cantidad de sangre circulante en un área o un órgano. Aparece con frecuencia en la piel o en las membranas mucosas, como resultado de la dilatación y la congestión de los vasos capilares superficiales. Un ejemplo de eritema es la quemadura solar leve.
Exudativa: Exudación de líquidos y otros materiales de las células y de los tejidos. Son los casos de inflamación de la pleura, o pleuresía, del peritoneo, o peritonitis, y del pericardio, o pericarditis.
Hemorrágica fibrinosa: Debida a la rotura de vasos sanguíneos, esta inflamación se caracteriza por la precipitación de fibrina, proteína que proporciona el carácter semisólido al coágulo sanguíneo. Afecta sobre todo los tejidos muy irrigados, como el pulmonar.
Necrotizante: Predomina el fenómeno de la necrosis o muerte de los tejidos afectados. Un ejemplo grave de este tipo de inflamación es la producida por la gangrena.
Productiva o hiperplástica: La hiperplasia es un aumento de número de células. Puede afectar, por ejemplo, las adenoides o vegetaciones, dificultando la respiración nasal. Es típica de las inflamaciones crónicas.
Purulenta: Abundante exudado inflamatorio rico en leucocitos, es decir pus, que si no se elimina de manera natural debe ser extraído
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jueves, 11 de noviembre de 2010
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